martes, 30 de junio de 2009

2 + 2 = Tuberculosis





A veces sueño que me tiro a Natalie Portman.
No, esperad, no era eso. Yo venía a hablar de la tuberculosis. Eso es.

Hace un mes y seis dias viví mi primera vez...en un hospital. Todo gracias a la tuberculosis. Para quien no lo sepa, dicha afección es una enfermedad infectocontagiosa, de curso casi siempre crónico, producida por Mycobacterium tuberculosis (descubierto por Koch en 1882), que puede afectar a cualquier tejido u órgano.
Vamos, dicho de otro modo, un bicho que te hace toser y te provoca dolor de pecho. Y en ocasiones, como el caso que nos ocupa hoy (es decir, el mio) te puede hacer toser sangre. Y a raudales.

Las enfermeras y los médicos no suelen ser un dechado de simpatía y/o empatía. Supongo que va en la genética, quiero decir, que uno nace médico, no se hace. En el caso de las enfermeras sería similar. Has de reunir ciertos requisitos tales como la falta de sensibilidad y la absoluta convicción de que nada, digo NADA, es grave. (*Nota de la autora: mis disculpas de antemano por si hay algun médico en la sala, pero no me jodan... Tengo razón). Cuando me dijeron: “Srta, tiene usted una tuberculosis de órdago. De manual. Perfecta.” casi creí que se alegraban. En serio, sonreian y todo, como si al fin hubieran encontrado al sujeto indicado con la enfermedad indicada para su estudio, investigación, etc. Había llegado el momento: me he convertido en un conejillo de indias.

Lo siguiente que vino fueron las restricciones. Por si no lo sabeis, cuando uno está enfermo, TODO está prohibido. Dicen que es porque puedes empeorar, pero yo estoy segura de que esto no es más que un complot. A saber:
-Punto numero uno: Quedan prohibidas toda clase de bebidas alcoholicas.
-Punto numero dos: Si toses sangre, lo lógico es que todo el mundo espere que dejes de fumar... Luego, queda prohibido el tabaco entre otras cosas que se fuman.
-Punto numero tres: Debido a la medicación diaria que ingiero (12 pastillas de 4 componentes distintos...y de colores) no es aconsejable la ingesta corporal de sol ni las visitas frecuentes a la playa. La consecuencia podría ser una piel achicharrada y/o de un extraño color granate.
-Punto numero cuatro: Tomando en cuenta todos los puntos anteriores...El verano queda clausurado.

Esto fue todo lo que pensé mientras extraños seres vestidos con bata y mascarilla me visitaban a distintas horas del día. Ah, esto quizás sería otro punto: Hasta pasados 20 días de la primera toma de la medicación, la enfermedad aun tiene riesgo de contagiarse. Prescripción: 20 días en cuarentena, sin los ya mencionados alcohol, tabaco y sol...y sin besos (por ende sin sexo). Cada vez que un médico me sonreía me entraban ganas de contratar a una banda de mejicanos para que le... ehem hicieran un trabajito al galeno.

Un mes y seis días más tarde soy consciente de haber exagerado mis deseos homicidas hacia el personal hospitalario. He ido a la playa, de hecho, me he puesto tan morena que empiezo a tener dudas sobre mis orígenes y los de mi familia. Le he preguntado a mi madre pero me juró que el butanero no es negro. Aunque nuestro antiguo panadero si que lo era, lo cual me inquieta.
He dejado oficialmente el tabaco, cosa que podríamos tomar por altamente positiva (a pesar de mi acérrima defensa del mismo, de los fumadores, y de todo aquel que intoxique sus pulmones con humo). De golpe he recuperado el olfato y ahora huelo cosas que vosotros no podríais creer. Esto último era de una peli.

Lo peor, lo realmente duro de todo este asunto... es que he descubierto algo sumamente importante sobre mi:
“Hola, me llamo Marta... y soy alcohólica”

Y ahora decid todos en voz alta:
"Hola Marta"