sábado, 12 de diciembre de 2009

Cosas que hacer en Denver cuando estás en el paro

Si hay algo que me gusta del cine es su poder transformador. Hay gente que es capaz de ver una película y discernir la diferencia entre ficción y realidad. Yo no puedo, en cuanto comienzan los títulos de crédito, mi cerebro se abstrae dentro de la pantall, incluso mi cuerpo se transporta, y todo lo que sucede dentro del guión, es posible.

Esta teletransportación al mundo de las imágenes en movimiento sucede incluso cuando no estoy dispuesta, cuando "quiero" odiar la película que voy a ver, cuando su director es un pedante insoportable o cuando su elenco de actores me da más "jerna" que Jesús Vázquez (que ya es difícil). Por ejemplo, cuando vi "Cosas que hacer en Denver cuando estás muerto", si que esperaba que la película me gustara, pero para lo que no estaba preparada era para sentir auténtica pena por la posible e inminente muerte de Andy García. Por si alguien (alguno/a de los tres que leeis esto) no lo sabe, odio a Andy García con entusiasmo. Su perpetuo pelo engominado, esa mirada de seductor de esquina. Por si fuera poco, es un exiliado cubano venido a más con dinero yanki. Y todo, seguramente gracias a la gomina. En los 90 estaba de moda. Andy está en mi Lista Negra desde hace años, siempre le he odiado profunda e irracionalmente. Me molesta a la vista. Por eso me sorprendí a mi misma sufriendo por su persona, como si yo misma estuviera dentro de la película, bloqueando el hecho de que aquello, no era más que la representación de una representación de la vida misma. Ah, la magia del cine. Puede incluso conseguir que ames el pelo engominado de Andy durante hora y media


Era Truffaut quien decía "prefiero la representación de la vida a la vida misma". Probablemente François era un inadaptado y un enfermo, pero de algún modo difícil de justificar, le entiendo de principio a fin. Ahora que estoy dando rienda suelta a mi "nueva pasión" (estreno una por año), la Antropología, creo reconocer en el cine y sus expresiones, un medio fantástico para el estudio de las tácticas del ser humano en las relaciones que establece y que enuncia con sus semejantes y con el entorno que lo sitúa y del que dispone.

En fin, si alguien no ha visto aún "Cosas que hacer..." la recomiendo encarecidamente, no por su valor antropológico, que seguro lo tiene, sino por el doloroso placer de sentir empatía hacia Andy, que igual tampoco es tan mala persona después de todo. O si

Otro día haré más hincapié en el tema de mi lista negra. Como adelanto os digo que además de Andy y Jesús Vázquea, también estan: el matrimonio Spielberg-Lucas, Mariah Carey (por méritos propios, no hace falta explicarlo), Jenny Farlopa, Tom Cruise (hace tiempo tenía planeado un corto titulado, poco originalmente, lo se "Tom Cruise debe morir" -Era apoteósico-), las señoras que esperan en la puerta de El Corte Inglés en las rebajas, Coby (el de las Olimpiadas) y la muñeca Barbie. Entre otros muchos.

Esto es todo por hoy. Copas de yate.

3 comentarios:

  1. No he visto la película, pero me has hecho las ganas :) Es curioso que hables de cómo te dejas llevar por las películas cuando las ves, porque llevo un tiempo preparando un trabajo para clase sobre por qué nos gusta el cine de terror, donde trato este mismo tema. Estos días me he sorprendido hablando con todo el mundo sobre el dichoso trabajo xD pero es que para uno que me interesa de verdad después de cinco años de carrera, tengo que disfrutarlo jeje
    A mí me pasa lo mismo, cuando veo una película, entro a formar parte de su mundo, y esto es lo que hace del cine al fantástico.
    Compartimos muchos odios en la lista negra, pero es que se lo buscan, ellos se lo buscan! :D

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  2. La verdad, considero exagerado que ames el pelo engominado de Andy, aunque sea sólo hora y media. Lo dicho. Excesivo.

    Copas de yate!!

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  3. Muy bueno :)¿También haces cortos ahora? ¡Wow!

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